En las industrias tecnológicas ha sido así. Llevamos varias décadas aprendiendo a instalar, a conectar empíricamente. Dañamos uno que otro “equipito”, pero al final las cosas terminan funcionando. Lo épico es que la mayoría de las veces los técnicos ni siquiera hablan inglés, ni leen los manuales, pero ese dios de la “suerte y la fortuna” siempre nos acompaña.
Quisiera pensar que esto un día va a terminar. Que los grandes nombres en la industria se unirán con las asociaciones para llevar más programas educativos subvencionados a una mayor cantidad de gente. Acá el compromiso es fundamental: se necesitan patrocinadores, generadores de contenidos en español (ya los tenemos, InfoComm es un ejemplo de ello) y estudiantes. Esto último sí que es importante, porque de nada sirve que tengamos empresas que ofrezcan becas y otras que generen información si nadie va a recibir los cursos.
Estoy reencauchando el tema de la educación, pero es que sencillamente no veo otra forma para que nuestra industria de audio, video e iluminación mejore. Los mercados más grandes, como el europeo y el estadounidense dan cuenta de ello: nichos realmente comprometidos con la capacitación y con la regulación. Se crean normas de aplicación y quien no las cumple sencillamente no puede entrar en un proceso de licitación.
Toda esta retahíla surge a partir de una nota que leí recientemente. En octubre falleció Monte Wise, especialista en aplicaciones de audio profesional de la división de sistemas de comunicación de Bosch, un verdadero icono de la industria en el país del norte. Wise tuvo una influencia, no sólo como profesional, sino también como mentor y educador de muchas personas que hoy están instalando. Después de su fallecimiento, la empresa para la que trabajaba se alió con la Fundación para la Educación NSCA, para crear la beca que lleva su nombre, la cual será abierta y otorgada con base en los objetivos y logros en los campos de la música, artes y esfuerzos en el mundo del audio.
A mí me encantaría ver este tipo de iniciativas en la región. Creo que ya las merecemos.